miércoles, 8 de junio de 2011

INTEGRACION ESCOLAR

La integración escolar permite a un sujeto con discapacidad participar de una experiencia de aprendizaje, junto con otros sujetos que tienen otras posibilidades, en el ámbito de una escuela común. Es abrir el aula y la escuela a lo diferente.
Para comenzar a hablar de Integración es necesario hacer algunas precisiones, que nos pueden ayudar a desarrollar el tema:
- La integración de alumnos con Necesidades Educativas Especiales tiene pocos años de desarrollo. Estamos recién iniciando un proceso de construcción teórico-práctica.
- También estamos en pleno proceso de reconceptualización de la Educación Especial.
- No son útiles, para avanzar en tal conceptualización, las posiciones rígidas y/o cerradas. No hay verdades absolutas.
- Entre los conceptos que debemos revisar están: “discapacidad”, “retardo mental”, “Necesidades Educativas Especiales”, “Integración”, “Inclusión”.

¿QUÉ ES LA INTEGRACIÓN ESCOLAR?
Es permitir a un sujeto con discapacidad participar de una experiencia de aprendizaje, en el ámbito de la escuela común.
Es permitir que este sujeto pueda, desde sus posibilidades, construir sus aprendizajes junto con otros sujetos que tienen otras posibilidades.
Es aceptar las diferencias. Es reconocer en la heterogeneidad la mejor condición para el intercambio (aprendizaje). Es abrir el aula y la escuela a lo diferente. Es un derecho.
No es un favor que hacemos a los sujetos con discapacidad. No es una imposición, que nos llega desde algún lado. No es una estrategia mágica. No es sólo una cuestión de buenas intenciones.
Si entendemos al Aprendizaje como una construcción social, entenderemos que cada individuo desde su lugar realiza aportes y se enriquece en el intercambio con el otro. Así las diferencias, en lugar de ser un obstáculo para la tarea, son un factor fundamental que enriquece el aprendizaje y favorece el acceso a los distintos objetos de conocimiento. Además, con el contacto con las diferencias cada persona construye su identidad, se constituye como sujeto y aprende a reconocer al otro como alguien distinto de él, ni mejor ni peor, simplemente distinto. En este contexto, el alumno con discapacidad aprende a reconocer lo que puede y lo que no puede hacer; aprende con y de las diferencias, personales y de los otros. Con esto, también, aprenderá a reconocer y buscar su lugar en la sociedad.

¿A QUIÉN LE SIRVE LA INTEGRACIÓN ESCOLAR?
A Todos:
Al Alumno con discapacidad, porque construye sus aprendizajes en un espacio social próximo, que le es familiar, al cual pertenece y donde están sus pares más cercanos, sus amigos del barrio, sus vecinos. Porque el intercambio con otros sujetos, con mayores posibilidades, le permite un mejor desarrollo de las propias. Y porque aprende que, a pesar de sus dificultades, es aceptado en un espacio común, donde se irá constituyendo como sujeto, reconociéndose y afirmándose con sus posibilidades y limitaciones.
A la Escuela común, porque a los que transitan “normalmente” por ella (docentes y alumnos) les brinda la oportunidad de aprender a comprender, aceptar, conocer, compartir y vivir con las “diferencias”. Porque estos aprendizajes, más allá de ser contenidos curriculares, son la esencia misma de una sociedad abierta, democrática y progresista.
A la Escuela especial, porque abre sus puertas y sale a otras instituciones. Porque cuestiona y pone en crisis sus parámetros de “normalidad” y se enriquece con otros aportes.
Y porque se integra con otros niveles del sistema educativo, rompiendo aquellos cercos que históricamente se fueron construyendo, desde adentro y desde afuera.
A la Comunidad Educativa, que como pequeño todo social, aprende a reconocer y conocer las distintas partes que lo integran, pudiendo así comenzar a hacerse responsable de las personas diferentes que forman parte de ella.
¿QUÉ PASA, EN LA ESCUELA COMÚN, CUANDO TENEMOS UN ALUMNO INTEGRADO?
Cuando ingresa o tenemos en el grupo escolar un alumno con una discapacidad, pueden pasarnos muchas cosas:
... A veces, aparece el miedo, el temor a lo desconocido, porque además de ser distinto, es extraño, es como un “extranjero” en mí campo de “conocidos”. Y yo también me siento extraño ante él.
... A veces siento angustia, “me siento mal con él y ante él”.
... A veces lo rechazo, consciente o inconscientemente, “este niño no debería estar aquí, ¿acaso no existen las escuelas especiales?”.
... Otras veces aparece la lástima, “¡Pobrecito!, me da pena, que haga lo que pueda. Bastante desgracias ya tiene”.
... Y casi siempre está la inseguridad, “¿Estará bien lo que estoy haciendo?. ¿No necesitará otra cosa distinta?”.
Junto con estos y otros muchos sentimientos posibles, también aparece la razón y nos preguntamos: “¿Estoy preparado -como docente- para trabajar con un alumno discapacitado?”. Y a esta pregunta retórica, muchas veces la respondemos: “Yo no estudié para trabajar con esta clase de alumnos”.
Estar preparado, ¿qué significa?, ¿qué quiero decir? ¿qué es estar preparado?; sus padres no estaban preparados para recibir un hijo discapacitado; la sociedad pareciera que tampoco, ¿la escuela?...¿Y los maestros?...
Es cierto que, los maestros de escuela común, en su formación profesional no abordaron este aspecto, pero se puede aprender. No es una cuestión de deseo o voluntarista, es una necesidad y un derecho. Y, cuando hay una necesidad y un derecho, hay una obligación. El sistema educativo, el Estado, está obligado y es responsable de promover y garantizar una capacitación adecuada.
La presencia de un alumno con discapacidad en la escuela puede “despertar” muchas cosas y nos abre un nuevo espacio de aprendizaje.
Todo aquello que sentimos y pensamos, ante un sujeto con alguna discapacidad, en sí mismo no es ni bueno ni malo, es lo que nos pasa. El asunto es ¿qué hacemos con eso que nos pasa?.
¿QUIÉN SE HACE CARGO DE LA INTEGRACIÓN?
La integración no es una tarea exclusiva de las escuelas especiales, sino que es un proyecto inter-institucional (inter-ramas); donde todos los docentes, de cada uno de los subsistemas que intervienen, están involucrados. Cada docente, desde su lugar y según sus posibilidades, aportará al proyecto. Así, será necesario tener una clara distribución de tareas y responsabilidades, en el marco de un trabajo colectivo, donde lo que cada uno hace suma y aporta para alcanzar los fines previstos.
Ahora, ¿qué sucede -muchas veces- cuando un alumno, de escuela común o derivado desde una escuela especial, es incorporado a un proyecto de integración?.
En muchos casos se observa una “delegación”, casi natural, de la responsabilidad en la atención del alumno, por parte de la escuela común hacia la escuela especial. Así dadas las cosas, el alumno integrado sólo trabaja cuando la maestra integradora está presente y el proyecto pedagógico es responsabilidad exclusiva de ella.
Y en algunos casos, no sólo aparecen estas cuestiones, sino un pedido explícito para que se trabaje con el alumno fuera del aula. En estos casos podríamos preguntarnos: ¿es esto integración?, ¿para qué sirve trabajar de esta manera?, ¿a quién le sirve?.
Es evidente que la Integración no es una tarea sencilla, no sólo por ser un proyecto de trabajo relativamente nuevo, con pocos años de desarrollo y en pleno proceso de construcción; sino porque además tenemos que trabajar en condiciones de trabajo inadecuadas, sin los recursos que se necesitan y sin contar con la capacitación que corresponde.

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